Noticias positivas del municipio de Guasca, Cundinamarca, Colombia. Este espacio es una iniciativa privada que no está vinculada a la Administración Municipal de Guasca y pretende ser una herramienta para mostrar lo mejor de nuestro municipio y como punto de encuentro de los guasqueños de todo el mundo.

miércoles, 18 de julio de 2007

Luis B. Ramos

Luis B. Ramos:

PIONERO DE LA FOTOGRAFÍA MODERNA EN COLOMBIA

«Los riquísimos lechos subterráneos»

Por Beatriz González (*)

Luis B. Ramos nació en el año en que estalló la guerra de los Mil Días, el más cruento conflicto bélico en Colombia, y murió calladamente, rumiando quizá su fracaso, durante el último año de la dictadura militar de Gustavo Rojas Pinilla. Su ciclo vital (1899-1955) se desarrolló durante una de las épocas más interesantes del país, llena de acontecimientos, de cambios políticos y de aparición de las ideologías. Sin embargo, Ramos no se comprometió con estos hechos históricos sino que se declaró un decidido luchador por la belleza. ¿Cuál era la belleza por la que luchaba? ¿Qué belleza era la que buscaba? ¿Que comprendía por belleza?

Los nutridos comentarios y aproximaciones a su obra dan indicios, pistas, de su concepto de belleza. Ramos regresó al país en 1934 después de permanecer seis años en Francia, becado parcialmente por el gobierno colombiano para realizar estudios de Bellas Artes. Adolfo Samper (1905-1991), quien obtuvo esa misma beca, también regresó a Bogotá aquel año. Tanto Ramos como Samper, de grandes dotes artísticas, abandonaron la pintura en poco tiempo. Los dos se dedicaron a artes relacionadas con el periodismo. Samper a la caricatura y Ramos a la fotografía.

La fotografía, como la caricatura, ha sido siempre un arte polémico; su verdadero carácter es elusivo. En la fotografía, el azar y lo mecánico conspiran contra su dignidad artística. Aunque el azar desempeña un papel notable en toda creación, lo que molesta seguramente en este arte es su poca manualidad. Una fotografía no se realiza a golpes de cincel, ni con movimientos continuados de muñeca. Sin embargo, a semejanza de los artistas plásticos, el fotógrafo es un permanente cazador de belleza. Luis Benito Ramos —de origen campesino, nacido en Guasca, una población, como tantas de Cundinamarca, situada en el páramo— hablaba de la fotografía como una manera de "pelear por la Belleza, gozar con ella" . Esta búsqueda lo llevó a realizar una obra cuya sinceridad cautivó a sus contemporáneos y sigue vigente, no como simple documento social sino como una obra de arte.

Luis B. Ramos es considerado el padre de la fotografía moderna colombiana. Tal como ha sucedido con los procesos fotográficos en el país, un invento foráneo, por ejemplo la cámara pequeña especial para reportajes, es utilizada con dedicación por el artista nativo. En el caso de Ramos se trata de la "Rolleicord" que compró y utilizó en Europa; a su regreso al país en 1934, la trajo consigo. Con ella en el bolsillo sorprendió a sus colegas en el hipódromo de Bogotá, quienes esperaban ver una pesada y complicada máquina; poco después los sorprenderá de nuevo con la "Rolleiflex". Pero su importancia no se debe sólo al hecho de haber introducido los progresos técnicos, sino que según la sensibilidad de la época, realiza lo que ha definido Henri Cartier-Bresson (1908) como "la fotografía que surge de la vida"

El decenio de 1930 es particularmente importante para la historia política y artística del país. Es decenio de la esperanza, que visto ahora en perspectiva histórica se le encuentra frustrado. El pueblo colombiano liberal veía la bandera nacional en los atardeceres y estaba convencido que el proyectado cambio de las condiciones sociales era ya un hecho. El arte estaba marcado por el indigenismo y el muralismo. Las paredes de los edificios públicos esperaban a los artistas que regresaban de Europa para pintar en ellas las gestas de la raza indígena. Así fueron llegando Pedro Nel Gómez (1899-1984), Ignacio Gómez Jaramillo (1910-1970) y tantos otros, quienes pronto se convertirían en artistas comprometidos, abanderados del fresco y del muralismo. Ignacio Gómez Jaramillo narra de esta manera el momento de llegada de los artistas: "Hacia el año de 1934 regresaron al país algunos pintores jóvenes —en ese entonces— quienes habían estudiado libremente en Europa y conocían todos los ismos representativos del siglo XX. Habían aprendido la lección cezanniana entre otras y concebían la pintura como un problema plástico que era preciso resolver llenando inteligentemente con medida, geometría, ritmo, estructura y poesía, la superficie de un cuadro o de un muro".

Luis B. Ramos, quien estudió pintura mural, muy precavido se trajo una cámara con la cual se había ejercitado en la Bretaña, región de Francia donde Gaugin (1848-1903) y los nabis encontraron no sólo la vida ruda y primitiva que buscaban sino los expresivos temas naturales. Aunque no se han podido encontrar los reportajes que realizó de esta etapa inicial, sí se puede deducir que la vida de esas gentes del campo le debió recordar sus orígenes. Una fotografía — podría tratarse de un autorretrato— lo muestra en el mar del norte sentado sobre las rocas pintando con el caballete al borde del mar, que también sirvió de inspiración a los pintores franceses como Gustave Courbet (1819-1877), Claude Monet (1840-1926), Paul Gaugin, Emile Bernard (1868-1941), Paul Sérusier (1863-1927) y Maurice Denis (1870- 1943).

Aunque su primera propuesta al medio artístico bogotano fue la de una exposición pictórica, simultáneamente se presentó como reportero gráfico. Esta modalidad era novedosa puesto que no se trataba de cubrir la noticia, como lo habían hecho algunos de sus predecesores, sino que él mismo elegía los temas y los ilustraba con sus fotos. Si bien fue acogido particularmente por los medios como pintor, con la propuesta fotográfica fue aceptado de inmediato en el país porque representaba rompimiento y modernidad. Según Jorge Moreno Clavijo, "revistas y periódicos solicitaron su técnica, se disputaban sus fotografías" . Fue así mismo comprendido por sus contemporáneos.

Su obra originó interesantes reseñas sobre la fotografía. La revista Pan, de la cual era colaborador, impulsó concursos fotográficos; Ramos con sus reportajes dirigió la mirada de sus discípulos y seguidores hacia la cultura inherente de ciertos productos de la mano del hombre; es así como en su obra y la de otros jóvenes fotógrafos comienzan a aparecer tejidos, caballitos de Ráquira, pesebres y vasijas de barro.

Luis B. Ramos no era un fotógrafo más; era un pintor que había adquirido en Europa una cultura aceptable, la cual le permitía alternar con algunos intelectuales de la capital. Sus fotografías fueron publicadas en 1937 por la revista alemana Gebrauchsgraphik acompañadas de un artículo elogioso que a su vez reprodujo la revista Pan. Allí se analiza su visión aguda dirigida a las características de su propio país. Lo más importante fue su mirada particular al pueblo, a la raza; independiente del aspecto retórico de los escritores y artistas quienes se autodenominaron Bachués, que buscaban temas autóctonos como la diversidad étnica, quiso ver la realidad. Para él la obra de arte representa el carácter, la vida misma de un pueblo. Sus campesinos, obreros y niños no tienen el enfoque artificial que los coloca bajo un virtual reflector, ni la asimiló a la actitud tendenciosa del turista, de la tarjeta postal. Promovió la foto inédita, sin retocar.

Como lo expresó el poeta Rafael Maya, "Ramos no entiende lo autóctono ni como el empeño arcaizante por resucitar formas de culturas muertas, ni la realización pintoresca de lo típico o anecdótico que haya en la raza o en el suelo... El espíritu de una raza está mas allá de su atuendo ornamental, esto es, en la propia raíz de sus dolores y sus esperanzas: en los riquísimos lechos subterráneos donde se ha ido depositando la experiencia común"

A pesar del problema personal que le planteaba el tener como fotógrafo un éxito mayor que como pintor, en sus obras de reportería no reflejaba la frustración que le causaba el no lograr un lugar destacado en el mundo de los pintores. Además el su trabajo fotográfico le absorbía todo su tiempo y energía: "Nos íbamos a las barriadas, a los suburbios, a las aldeas sabaneras. Él iba descubriendo con refinada habilidad, la miseria, el dolor, el hambre, la angustia del pueblo. Retrataba las covachas, los ranchos mezquinos y frondios, los niños que dormían en el umbral de un templo. Gastaba rollos y mas rollos en documentarse. Parecía que lo moviera una angustia para contaminarse con el dolor, con la miseria, con la desnudez, con el hambre y el frío"

De lo que no podía percatarse Ramos era el drama que significaba ser pintor o escultor en Colombia en el decenio de los treinta. Ser artista era enfrentarse a un grupo social en el que se buscaban corrientes artísticas opuestas: la academia y el paisajismo finisecular frente al indigenismo y muralismo que se presentaban como vanguardias. ¿Y dónde estaba el arte moderno?, en unos pocos iniciados que sabían de Paul Cézanne (1839-1906) y del cubismo. Quienes lo defendían o intentaban aproximarse en sus obras a las tendencias contemporáneas eran acusados de "acratismo estético" y de "desenfrenada búsqueda de originalidad" . Entonces surgían las mezclas peligrosas: muralismo a lo Cézanne o indigenismo académico.

Artistas talentosos por falta de orientación crítica fueron sometidos al azaroso camino de tendencias estéticas contrapuestas. Muchos pudieron ser clasificados más tarde dentro de la "generación quemada", al decir de Germán Arciniegas. Afortunadamente Ramos encontró herramientas rápidas y precisas como la fotografía, que le permitieron aplicar los mismos principios que trataba de dar inútilmente en su pintura. La belleza que buscaba la encontró durante sus recorridos de reportero donde se enfrentó a "la propia raíz de sus dolores y esperanzas" . Como hombre del pueblo que era, como hombre del campo, tal como había nacido, sabía de estas recónditas verdades. Esta búsqueda profunda fue tan tenaz como su puño cerrado —gesto que se aprecia en la caricatura de Jorge Moreno Clavijo—; en su aspecto físico hay algo de Orozco y en su empeño cultural mucho de los grandes fotógrafos americanos como el peruano Martín Chambi (1891-1973) y el mexicano Manuel Álvarez Bravo.

Como ellos, Ramos se dio el lujo de perseguir la belleza, no la noticia. De ser cazador de lo bello y no de la novedad. Pero, ¿qué era para él lo estético? De las crónicas antiguas y modernas sobre su obra surgen varias definiciones: Según el más reciente estudioso de su obra, el crítico Álvaro Medina, "el artista no aspira a lo complejo y grandioso sino a lo grave y sencillo"

Para el escritor Germán Arciniegas, el valor de su obra parte de lo ético: "Ramos tiene una personalidad moral que vale tanto como su personalidad artística" . Según Hernando Téllez su obra es moderna porque "restaura la realidad"

¿Cuál era su estética? La mirada sincera. Por ello admiraba en Diego Rivera (1886-1957) "el deseo de buscar una expresión propia" . En el campo formal aplicaba una geometría innata en los enfoques. Esta geometría ha caracterizado a los grandes fotógrafos modernos, particularmente Cartier-Bresson. En Colombia esa es el arma que distingue también a Carlos Caicedo (1929), un digno sucesor de Ramos. El encuadre riguroso se antepone al azar. El manejo de la luz y del blanco y negro llamaron la atención en su tiempo y sorprenden en la actualidad.

La carrera pública de Ramos sólo duró diez años. Entre 1934 y 1944 realizó una obra que lo sitúa en un alto lugar en las artes plásticas colombianas. No dejó de trabajar en pintura, dibujo o fotografía, además de practicar la docencia; Ramos tuvo la oportunidad de aparecer y la inteligencia de desaparecer. Tuvo la respuesta para el momento artístico. Ser moderno fue para él captar el instante de la verdad del país.

Bibliografía:

Ramos, Luis B, "Algo sobre fotografía", en Pan, Nº 18, Bogotá, diciembre de 1937, pág. 163.
Hill, Paul; Cooper, Thomas, Diálogo con la fotografía, Barcelona, Editorial Gustavo Gili, S. A., 1980, pág. 79.
Gómez Jaramillo, Ignacio, Anotaciones de un pintor, Medellín, Ediciones Autores Antioqueños, 1987.
Moreno Clavijo, Jorge. "El artista rebelde, Luis B. Ramos", en Estampa, Nº 150, Bogotá, 4 de diciembre de 1941.
Maya, Rafael, "Discurso de inauguración de la exposición pictórica de Luis Ramos", en ?, Bogotá, octubre de 1934.
Ximénez, "Luis B. Ramos, La rebeldía recóndita" en El Tiempo, Bogotá, 28 de julio de 1940, pág. 4.
Castillo, Eduardo, "Borrero Álvarez" en Cromos, vol. XXXI, Nº 762, Bogotá, 16 de mayo de 1931.
Maya, Rafael" Op. cit. Medina, Álvaro, El arte colombiano de los años veinte y treinta, Bogotá, Colcultura, 1995, pág. 143.
Arciniegas, Germán, "Ramos o el pintor en busca de la simplicidad" en Lecturas dominicales, El Tiempo, Nº 541, Bogotá, 15 de julio de 1934.
Téllez, Hernando, "El arte fotográfico de Ramos" en Textos no recogidos en libro, Bogotá, Colcultura, t. 2, pág. 853.
Medina, Álvaro, Op. cit., pág. 143.

(*) © Documento publicado en el servidor del Banco de la República de Colombia con expresa autorización de su autor. Este documento está protegido por los derechos de autor de quienes aparecen como sus titulares. Su utilización es libre y gratuita. Le rogamos que haga buen uso de la información que le ofrecemos, no altere su contenido y, en caso de utilizarlo, haga la debida cita de la fuente, el autor y el nombre del documento.

Personajes y hechos famosos

ALGUNOS PERSONAJES Y HECHOS FAMOSOS

Guasca ha sido cuna de ilustres personajes de la vida colombiana, contándose entre ellos, el general Mariano Ospina Rodríguez, quien fuera presidente de la república de 1857 a 1861, bajo cuyo gobierno conservador dio inicio la Confederación Granadina, nombre dado al país por la Constitución de 1858. Bajo su mandato regresaron al país los jesuitas, quienes habían sido expulsados por José Hilario López. Luego de iniciada la guerra civil de 1860, ante la imposibilidad de realizar las nuevas elecciones, en 1861 el Procurador de la República, Bartolomé Calvo, asume la Presidencia, finalizando de esta manera el período de Ospina.

A Mariano Ospina Rodríguez junto con don José Eusebio Caro, se les considera fundadores del Partido Conservador Colombiano, el cual tuvo su origen propiamente dicho a mediados del siglo XIX cuando en 1849, estos dos personajes lanzaron el programa de dicho partido político; época en la que, igualmente, nace el Partido Liberal fundado por don Ezequiel Rojas, agrupaciones políticas que han compartido el poder desde entonces dando lugar al llamado bipartidismo político, situación que ha llegado hasta nuestros días.

Entre sus hijos ilustres también se cuenta a don Pastor Ospina Rodríguez, hermano del anterior, quien a más de su participación en las gestas libertadoras, realizó los primeros mapas y planos cartográficos del país y fue redactor de algunos de los primeros códigos legales para la naciente república.

Famosa fue, durante las guerras civiles del siglo XIX, la Guerrilla Guasqueña, grupo armado conservador que libró duras batallas contra los grupos liberales de entonces. "...la más famosa e importante, fue organizada el 17 de julio de 1876 por Manuel Briceño (...) hasta aquí un impreparado guerrillero, tuvo el acierto político de levantarla en el pueblo más godo de Cundinamarca, surco abandonado por la tradición revolucionaria apersonada por la figura de Mariano Ospina Rodríguez, caudillo e ideólogo institucional del partido, y por su hermano Pastor, también belicoso combatiente. (...) se unieron a la incipiente guerrilla 40 lanceros de Sopó en una incursión al Puente del Común, y el 19 dio su primer golpe en La Calleja, cerca de allí, sobre un ejército gobiernista de 1.200 reclutas que venían de Boyacá y Santander, formado en Zipaquirá. En la refriega cayeron prisioneros Felipe y Alejandro Pérez, por cuyo rescate el Gobierno ofreció varios prisioneros conservadores, entre ellos Rafael Pombo (...) y murió el capitán rebelde Eduardo Ramírez, de Sopó, cuyo padre fue luchador en la guerrilla de los Almeyda y soldado de Nariño" (Velandia, Roberto. Op. cit. pág. 274)

En el campo del arte, Guasca cuenta, entre otros ilustres, con el primer fotógrafo colombiano famoso en el extranjero, don Luis B. Ramos, cuyas fotografías adornaron los principales diarios colombianos y europeos a mediados del siglo XX. Su fotografía, basada en escenas cotidianas de los campesinos cundi-boyacenses, representa el inicio de la fotografía moderna colombiana, habiendo sido este ilustre fotógrafo maestro e iniciador de este arte en nuestro país; De su obra se encuentra una muestra permanente en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá.

El científico Luis María Murillo Quinche, nacido en Guasca en 1896 y fallecido en Bogotá en 1974, fue uno de los pioneros del estudio de los insectos en Colombia. Don Luis María fue miembro de la Sociedad Colombiana de Ciencias Naturales y miembro fundador de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, y como escritor y poeta, también fue miembro de la Sociedad Literaria Rufino Cuervo, entre muchas otras academias y sociedades científicas y literarias de las que también fue su fundador. Ejerció, también, el periodismo con su columna “Desde mi Universidad” en el diario El Tiempo, la cual mantuvo durante 15 años. Escribió la sección de agricultura del El Diario Nacional y colaboró en El Espectador. 

Director de cine, fotógrafo, editor, guionista y periodista Leopoldo Pinzón, nació en Guasca, Cundinamarca, Colombia 1939. Se graduó en Dirección y Fotografía de Cine en el Instituto “Polytechna” de Praga, Checoeslovaquia, con mención de excelencia. Muchos son los premios y reconocimientos recibidos por nuestro coterráneo, entre los que se destacan el Premio nacional de periodismo “Marco Fidel Suárez”, 1960, como redactor del diario “El Espectador”; Primer Premio en el Festival Internacional de Cortometrajes de la ONU (Bogotá, 1969), por su documental (35 m.m. B/N.) “Un reto dentro del gran reto”. (Dirección, edición); Premio “Ondra” Al mejor programa de la televisión colombiana, por su serie documental sobre el país, “Colombia Viva” (16 m.m., B/N), 1972 (Dirección, Edición.); Primer premio, “Búho de Oro”, en el Segundo Festival de Cine Colombiano del Instituto Colombiano de Cultura, “Colcultura”, por su cortometraje documental (35 m.m.,color), “La Patria de la Soledad”, 1977 (Dirección, fotografía, edición.); Segundo premio, “Búho de Plata”, en el III Festival e Cine de COLCULTURA, por su cortometraje documental (35 m.m. color), “Los nuevos maestros”, 1978 (Dirección, fotografía, edición); “Círculo Precolombino” al Mejor Director en el IV Festival Internacional de Cine de Bogotá, por su largometraje “Pisingaña”, película que mereció, en el mismo evento, los premios al mejor guión y a la mejor banda sonora, además de una mención especial a la actriz revelación, y que fue invitada a no menos de 20 festivales internacionales y muestras de cine en todo el mundo, transmitida por la Televisión Española y otras televisiones europeas. Seleccionada para representar a Colombia en la muestra itinerante de la ACLA, Asociación de Cinematografías Latinoamericanas, junto con “Se permuta”, de Cuba, “Darse cuenta” de Argentina y “Oriana”, de Venezuela, entre otras; Diploma de reconocimiento por su Taller de Dirección en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños (EICTV), Cuba, 1988, Condecoración “Orden de la Democracia”, otorgada por la Cámara de Representantes del Congreso colombiano, por su aporte al desarrollo del cine nacional, 1999, y la Medalla conmemorativa del XV aniversario de la EICTV, Cuba, 2002.

Entre sus obras resaltamos, “La Abuela” (35 m.m., color, 95 minutos). Mayor éxito de taquilla del cine colombiano en 1981. Dirección, montaje; “Pisingaña” (35 m.m., color, 100 minutos), 1985. Dirección, montaje; “La cara de la desgracia”, largometraje para televisión, 100 minutos, 1984. Guión (adaptación del cuento del mismo nombre, de Juan Carlos Onetti), Dirección; además de varios cortometrajes, documentales, talleres y seminarios. Como docente ha sido profesor de dirección de cine y asesor de ejercicios cinematográficos en la Escuela Internacional de Cine y Televisión (EICTV), de San Antonio de los Baños, Cuba (1988, 1991, 1999) y Director académico de la EICTV, considerada como una de las tres Mejores Escuelas de Cine del Mundo  (2000-2003). (Información tomada del folleto del XXVI FESTIVAL DE CINE BOGOTÁ)


Nombre y ubicación geográfica de Guasca

ORIGEN DEL NOMBRE Y UBICACIÓN GEOPOLÍTICA


Guasca, nombre, presuntamente, dado por los españoles al cacicazgo indígena encontrado en las tierras donde hoy se asienta el actual Municipio, al parecer fue tomado del vocablo "GUASUCA" que en lengua chibcha podría significar: "CERCADO DE CERROS", pero esto no es más que una especulación sin fundamento científico.

Esto, por cuanto el Municipio se encuentra situado en un valle ubicado en medio de dos serranías pertenecientes a la Cordillera Oriental del sistema montañoso colombiano.

El Municipio de Guasca se encuentra situado aproximadamente a cincuenta kilómetros al nordeste de la ciudad de Bogotá D.C., Capital de la República. A él se llega por dos diferentes rutas terrestres, carreteras pavimentadas que se encuentran en perfectas condiciones y en cuyo recorrido se pueden apreciar los más bellos paisajes de la Sabana de Bogotá, accidente geográfico dentro del cual tiene su asiento.

Dentro de la división política del Departamento de Cundinamarca, Guasca pertenece a la Región del Guavio, la cual se encuentra situada al nordeste del Departamento y se extiende desde límites con la Sabana de Bogotá hasta los Llanos Orientales de Colombia, siendo, el Municipio, la puerta geográfica y económica de dicha región; si bien su ubicación dentro de la región del Guavio no se corresponde ni con criterios geográficos, económicos, culturales o de otra índole, pues sólo obedece al capricho de los gobernantes de turno que en ella lo incluyeron, como todo lo relacionado con el ordenamiento territorial en Colombia, a pesar de la intención de reorganización que se expresa en la Constitución Política de 1991. Pues, por sus condiciones geográficas, hídricas, económicas, etc., Guasca debería pertenecer a la Sabana de Bogotá y estar bajo la jurisdicción de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca CAR y no de Corpoguavio.

Limita al norte con el Municipio de Guatavita, por el Oriente con el Municipio de Junín, por el sur con los Municipio de La Calera y Fómeque y, por el occidente con el Municipio de Sopó.

Actualidad de Guasca

SITUACIÓN ACTUAL DE GUASCA

El Municipio de Guasca cuenta con una población de más de 11.000 habitantes, un clima medio de 15º centígrados y se encuentra a una altura de 2,700 metros sobre el nivel del mar, ubicándose entre los pisos térmicos frío y páramo.

Su páramo pertenece al sistema del Parque Natural Chingaza, el cual sirve de fuente de agua para el consumo de Bogotá, así como de fuente para la generación de energía eléctrica en el complejo hidroeléctrico del Guavio, uno de los más importantes aportantes al Sistema Eléctrico Interconectado del país.

La economía guasqueña se basa en el cultivo de la papa y el trigo, entre otros, si bien estos cultivos tradicionales han decaído en beneficio de otros nuevos como las flores de exportación, las fresas, manzanas californianas, etc.

Guasca cuenta con una mina ferrosa, la cual tuvo un importante período de explotación, encontrándose hoy totalmente inactiva. Igualmente, abunda la piedra caliza, materia prima para la fabricación de cemento, actividad que se realiza principalmente en el vecino Municipio de La Calera, ubicado en el límite sur.

Recientemente, la explotación de agregados minerales para la construcción como la gravilla, la arcilla y la piedra de río, trajo grandes perjuicios medioambientales al Municipio, por ello, después de una gran lucha de parte de los pobladores y de la sociedad civil en general, se logró que el Ministerio del Medio Ambiente, prohibiera tan fatal actividad en esta zona, encontrándose hoy restringida a una pequeña área.

El turismo es otra importante fuente de ingresos, actividad se realiza de manera marginal, ya que en el pasado no contó con el apoyo de las autoridades locales ni departamentales, a pesar de encontrarse en el Municipio una hermosa y medicinal zona de aguas termales, las legendarias Lagunas de Siecha y varios centros de riqueza arqueológica, entre otras muchas atracciones para el llamado turismo ecológico, renglón que día tras día viene tomando mayor auge; amén de su hermoso Templo Parroquial y de su Parque Principal. La creación de la Asociación de Turismo de Guasca, Asoturismo Guasca, hace prever el próximo florecimiento de esta actividad económica.

Declarada Monumento Nacional, se encuentra en Guasca la Capilla de Siecha que data del año de 1600, de la cual se conserva parte importante, recién restaurada, así como del convento de que formaba parte, éste en su mayoría en ruinas. Actualmente es propiedad de la Asociación para la Defensa del Patrimonio Natural y Cultural de Siecha, Asosiecha, la cual ganó un premio internacional del Convenio Andrés Bello por la conservación ambiental y cultural del entorno de la Capilla.

La actividad comercial es incipiente, conservándose aun costumbres heredadas de la colonia, las cuales enriquecen las tiendas de pueblo, tanto que las mismas han servido de inspiración para la creación de varios establecimientos de comercio en Bogotá llamados "Tiendas Guasca", en donde la música guasca es el adorno folclórico.

Las gentes de Guasca son humildes y sencillas, de ancestro campesino cundi-boyacense, tranquilas y laboriosas, cultivadoras de las tradiciones artesanales heredadas de los abuelos como la fabricación de ruanas, gualdrapas y cobijas de lana de oveja, la cerámica y la orfebrería de origen indígena, entre otras.

Cuenta el Municipio con tres colegios de bachillerato, uno de los llamados clásicos, otro comercial y uno rural, aparte de las varias escuelas de educación primaria tanto en el área urbana como en las zonas rurales. Así mismo, sus gentes gozan de todos los servicios públicos domiciliarios cuya cobertura se encuentra en un nivel aceptable, gracias a que en los últimos años se ha extendido considerablemente.

En fin, al nivel de vida de los habitantes de Guasca está considerado como aceptable en términos económicos, de servicios, de cobertura académica y de progreso social, a pesar que hace falta mucho trabajo en la búsqueda del desarrollo sostenible para la región.

Himno de Guasca

HIMNO DE GUASCA
CORO

Oh Guasca de paz invencible!
Oh campos de madre: Bachué!
Morir en tu suelo es un sueño
Que en mi alma feliz llevaré.

I

Puso Dios entre cerros un pueblo
De augusta y febril heredad,
Que entre montes trenzados con cielo
Ha hecho historia de raza cabal.

II

Solitario un páramo altivo
La Laguna de Siecha rodeó
Dando paso a famosas leyendas
Que con oro un Indio escribió.

III

Laboriosa mano campesina
En la tierra los frutos sembró
Y al usar por arado una estrella
La esperanza y la paz cultivó.

IV

Mentes sabias e ilustres maestros
Del saber en su cuna arrulló;
Altruista fue Ospina Rodríguez
Presidente de Gloria y Honor.

V
Bajo el sol de los antepasados
Una raza hidalga creció,
Dando origen a generaciones
De progreso, coraje y valor.

VI

Enseñanzas de lucha y trabajo
Llevamos tus hijos al andar
Como herencia valiosa y eterna
Que orgullosa en el alma estará.

Letra:: MIRYAM LUCÍA RODRÍGUEZ DÍAZ
Música: VÍCTOR HUGO MANCERA DÍAZ

OFICIALIZADO MEDIANTE ACUERDO MUNICIPAL No. 028 DE 1995

Reseña histórica de Guasca

RESEÑA HISTÓRICA DE GUASCA


En la época precolombina, esto es, antes de la llegada de Colón a América, la región donde hoy se asienta el actual Municipio se encontraba habitada por los Muiscas, grupo étnico indígena, el cual hablaba la lengua Chibcha, hoy extinta. Los indios (nombre dado por los españoles a los habitantes de este Continente, pues en un principio creyeron haber llegado a la India) pertenecían al territorio dominado por el Cacique de Guatavita, del cual era lugarteniente el Cacique de Guasca.

En sus tierras, al decir del cronista español Juan Rodríguez Freyle, tuvo lugar una gran batalla entre las fuerzas del Cacique de Guatavita y las de su teniente en rebelión el Cacique de Bogotá, días antes de la llegada del conquistador Gonzalo Jiménez de Quesada y sus hombres a este territorio, mismo donde este español fundaría la actual Capital de la República.

Cuenta Rodríguez Freyle que "Corría el año de 1538 cuando se hacían estas prevenciones (...) En fin llegó el día en que se pusieron los dos campos frente a frente: el Guatavita en el asiento de Guasca, que hoy es de la Real Corona, tenía ese tiempo por delante un río pequeño que le había tomado por raya; el Bogotá en el asiento de Siecha (hoy perteneciente al Municipio de Guasca) con todas sus gentes tenía así mismo otro pequeño río que le tenía por raya, y en medio de estos dos ríos se hace una llanada, espaciosa y cómoda para darse la batalla."

Batalla que a la postre fue postergada teniendo en cuenta, según los sacerdotes, jeques y moanes, que había llegado la hora "...en que debían sacrificar a sus dioses, ofreciéndoles oro e inciensos, y particularmente correr la tierra y visitar las lagunas de los santuarios, y hacer otros ritos y ceremonias..." (El Carnero. Juan Rodríguez Freyle. Pág. 29) Ritos y ceremonias durante los cuales los indígenas arrojaban grandes cantidades de oro, esmeraldas y otras piedras preciosas al fondo de las varias lagunas que se encuentran ubicadas en los páramos que conforman la topografía de esta rica y hermosa región y, por causa de los cuales, se formó la leyenda de "El Dorado", misma que ha atraído a muchos codiciosos desde la misma época de la conquista, incluso hasta principios del actual siglo.

Encontramos en el Páramo de Guasca, estribación montañosa ubicada al oriente de la actual cabecera municipal, la cual sirve de límite geográfico al Municipio, las Lagunas de Siecha, santuario indígena en el cual fue encontrada una balsa Muisca hecha en oro, producto de la rica orfebrería religiosa de aquellos pueblos, tesoro que fue llevado, al parecer, a Alemania y que hoy se encuentra perdido.

A propósito de las Lagunas de Siecha, al parecer la primera estampilla emitida por las compañías de correos privados en Colombia, la cual apareció en el año de 1870, estuvo vinculada con uno de los tantos intentos de secarlas con el fin de sacar los tesoros arrojados en ellas por los indígenas.

Todo indica que el primer español que tuvo relación con las tierras y los pobladores de Guasca fue el sacerdote Antón de Lezcámez, escogido para que junto con el dominico fray Domingo de las Casas, acompañara a la expedición de Gonzalo Jiménez de Quesada en la conquista del Nuevo Reino de Granada, como así llamaban los españoles al territorio que hoy es Colombia.

Tal como hacían los soldados, este clérigo español también quitaba el oro a los indios, a quienes, igualmente, cobraba tributo, tanto que "... su compañero de expedición, Cristóbal Arias de Monroy, declaró que Lezcámez gozó por un tiempo de la encomienda de Guasca, a cuyo señor torturaron con una argolla para extraerle tesoros." hecho corroborado por el testigo Juan de Olmos, a quien se le preguntó "... si le constaba que a los caciques de Chía y Guasca «le hecharon al pescuezo una argolla de acero de las que se hacen en Flandes, que cierra y abre con su llave, que en doce o quince días muere a quien se le hecha,» contestó que hacía tres años, o sea en 1540, «este testigo vido e sabe que al señor de Guasca le hecharon la dicha argolla por que diese oro y esmeraldas e que se la hechó el Padre Lezcano.» (La expedición de GONZALO JIMÉNEZ DE QUESADA al Mar del Sur y la creación del Nuevo Reino de Granada. José Ignacio Avellaneda Navas. Banco de la República, 1995, Pág. 150).

El Municipio de Guasca fue fundado en el mes de junio del año de 1600 por el Oidor de la Real Audiencia don Luis Enríquez, tal como lo afirma el Secretario General de la Academia de Historia de Colombia, Roberto Velandia, en su "Enciclopedia Histórica de Cundinamarca" (Tomo I. 1979, pág. 486) y repoblado el 7 de octubre de 1639 por el Oidor don Gabriel de Carvajal. Sin embargo, revisados los documentos citados por Velandia, nada indica que en ellos se de cuenta de ningún acto parecido a una fundación, en ambos caso se trató de simples visitas cortas realizadas por estos Oidores con el ánimo de obligar a los indios a habitar en un solo punto junto a la capilla doctrinera, lo cual dista mucho de un verdadero acto de fundación. Al contrario, revisadas las crónicas y los diferentes documentos del Archivo Nacional, lo que sí puede probarse es que Guasca, al igual que muchos de nuestros actuales pueblos, ya existía a la llegada de los españoles, incluso casi con los mismos límites entre sí que hoy se conservan, dada la jurisdicción de cada cacique, de donde se tiene que Guasca no fue fundado por español alguno, sino que es un pueblo de origen precolombino, por tanto, no es lógico celebrar como su fecha de fundación una simple visita realizada sin mayores pretensiones por un dignatario español, por importante que éste fuera. Por otra parte, fue erigida Parroquia en al año de 1778.